domingo, 31 de octubre de 2010

ALÍ PRIMERA.- HOMENAJE

Alí camarada, la lucha sin ti es como un vacío, es como una espada desenvainada, pero sin nada, sin la pasión que genera tus canciones, hermosos  claveles rojos, inundan tu tierra, serranías y dunas que caminan, memoria histórica, generación familiar, vínculo popular en tu casa natal. Un recuerdo, una canción, un poema, voces te rodean, escritas están con voz de altura, libres al viento, sensibles a los pueblos.  


A los 68 años de nacimiento, al que vive entre nosotros, apasionado patriota del alma popular, hablar de Alí  Primera es hablar de música, poesía,  de  sentimiento,  de arraigo por la tierra, naturaleza que  inspira, que inquieta las miradas, y escribe El lagrimear de Las Cumaraguas.  Alí se preocupa por Suramérica,  por escuchar las voces del pueblo y sus necesidades, un canto con sentido de vivencias, fruición social y familiar lo llevó a escribir canciones dedicadas a personajes que llenaron sus expectativas: El Gallo Pinto, Zobeyda  la muñequera, doña Josefina, canción para Mercedes, mamá Pancha, Ruperto, Alberto Lovera hermano, perdóname tío Juan, la tonada de Simón, comandante amigo.
Hombre hecho para las multitudes, para el fragor, hecho de madera para escuchar que “arda la candela”, de múltiples facetas, el necio le decían,  digno embajador del folclore venezolano, de un hogar humilde, su conuco de los sueños, de los valores y  de la siembra  por Paraguaná.  Legado familiar que hoy muestra y difunde  su obra,  enseñanza en la Casa Museo,  y en los espacios sociales y  políticos.
Recorrió las bondades naturales y físicas de las regiones, Latinoamérica, bondades que desplegó un vuelo  por América mostrada en: Mujer De Vietnam, El Cantor De Bolivia, La Noche Del Jabalí (Haití), Agua Clara Nicaragua.
Alimento  para nuestras congojas, iras (abrebrecha) y desalientos, visión holística de la geopolítica,  Zapatos De Mi Conciencia, camarada, Al Pueblo Lo Que Es De César, la patria es hombre, no basta rezar, tierra sin culpa; pero también es el padre del amor, de la poesía sutil, de la alegría por la naturaleza y de la esperanza en los niños. (El Lunerito).  Efervescencia su última canción  Camarada, cercenada en la radio, pero que luego fue reclamada. 
Le cantó  a nuestras raíces, al wuarao (Guarao), al africano José Leonardo Chirinos,  esclavos de esclavos.  Hoy recorren por todas partes aroma fragante a claveles rojos y a Revolución.
Autora: Esther Arteaga.- 

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