Espléndida ceremonia de clausura de
los
XXX Juegos Olímpicos en Londres.
Símbolo del ave fénix admirando
los pensamientos de participantes atletas y visitantes, diecisiete días en tierra hermana, tecnología, organización
y una gran meta: que los juegos olímpicos cumpliesen su misión, naciones representando con orgullos sus gentilicios, es una oportunidad
a las fortalezas y a las debilidades
deportivas, para ir creciendo en las diversas disciplinas, que brillaron con sentimiento y las dimensiones de sus entrenamientos.
Despliegue de
Revolución, en lo deportivo y cultural
de la grande y hermosa Gran Bretaña,
alzando las 204 banderas como estandarte de ímpetu, alegría, orgullo o
identidad.
El epicentro fue Londres,
patria, corazón de la hermosa Gran Bretaña, homenaje a los mártires, héroes
patrimonios culturales, unidos a través del deporte, más que un glamour fue visión del presente,
pasado y futuro concretado en OBRA FECUNDA, HERENCIA Y NACIMIENTO: MÚSICA,
ARTE, LITERATURA, MODA, TEATRO, BAILE, DANZA CLÁSICA Y RÍTMICA, DESDE LO EXCELSO
HASTA LO POPULAR SE HIZO PRESENTE.
Desde imaginar que la
vida hay que valorarla, vivirla, ser o no ser, en un día como éste, nuevamente se tendrán las ilusiones de volver
a brillar con el sentido de participar con 204 naciones, 10.500 atletas olímpicos, 17 días de sana convivencia, de
sueños, metas y logros.
Los juegos son una
inspiración para los próximos talentos, generaciones que se comprometen a luchar
por los ideales, sueños que se
convertirán en logros con el apoyo de
gobiernos responsables y un equipo de vanguardia que estén muy cerca, muy cerca
para recibirlos.
La Bandera Olímpica
flameó con la esperanza de volverse a ver en
la próxima edición Río de Janeiro (Brasil). Alegría más que llanto, orgullo más que
altivez, victoria más que derrota, paz más que competencia. ¡Besos y abrazos!.
¡Felicidad, éxitos!.
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